Me pregunto a veces, amigo, si quizás es verdad todo eso que dicen aunque si te soy sincera no me gustaría saberlo. Pasa que este es uno de esos casos en los cuales sospechas la respuesta y, conocedor del dolor que puede ocasionar, prefieres no saberla.
Por otro lado, si se produce la respuesta deseada - no la sospechada- no cabría en mí tantísima alegría pero es una pena, amigo, que no sepas cuán dichosa me harías. He decidido escribir esto porque hoy me he envalentonado y te lo pregunto: ¿Aún me quieres?
No hay comentarios:
Publicar un comentario