jueves, 9 de mayo de 2013
Sin borrador
Esta es la primera vez que escribo sin borrador, improvisando, a ver qué pasa. Quiero redactar un suceso que aconteció hace un par de semanas quizás: iba un señor, doy por supuesto que sería el padre, con un niño pequeño, también doy por supuesto que este sería su hijo, lo novedoso de esta situación es que el caballero iba con unas gafas de sol obscuras y un bastón blanco; el infante muy travieso y juguetón se quedó quieto en la acera mientras el hombre seguía su camino, ajeno a las diabluras de su hijo, después de 20 pasos hablando solo se percató de la ausencia de su retoño, angustiado empezó a tantear alrededor suyo, el granujilla echó a correr hasta su padre riéndose contentísimo por su fechoría, sujetó con fuerza la mano de su progenitor y esa fue la consumación de todo, el padre siguió como si nada hubiese pasado cuando en realidad, quizás, pasase uno de los mayores sustos de su vida. Y es que a veces no nos damos cuenta del daño que hacemos sin intención alguna y qué pronto nos perdonan las personas que nos quieren, tanto que ni siquiera somos conscientes de ello.
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Es el segundo comentario que escribo aquí, ya que el primero, tras escribirlo en lugar de darle a "Publicar", le dí a "Add a comment"... y desapareció, claro. Decía que me ha gustado mucho y que yo soy muy de hacer granujadas como el granujilla ese, y no darme cuenta hasta que he cometido una gran cagada, que menos mal, al final no llegan a demasiado. Yo creo que a todos nos ha pasado en algún momento.
ResponderEliminarMe gusta más aún que te guste
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