pero tú, luego yo y tú, el verde, los caminos,
mi camino verde.
El agujero entre las nubes
el hombre trajeado andando
la impuntualidad de mi reloj
la preocupación de una vecina
los quioscos de las esquinas
los edificios viejos y oxidados
mis dedos temblorosos
aquel que camina en dirección opuesta,
los que te observan en el autobús
y los portales testigos.
Las salas de espera -el limbo-
los parques pequeños,
dormir en tu sofá,
la gente que pasea perros
el leve movimiento de las ramas con el viento
las calles semilimpias
una parada de autobús.
Un niño limpiándose las manos
un colegio sin críos en el patio
otra parada.
La calle de las tiendas
más y más portales testigos,
pero ninguno el tuyo.
Un banco triste y marchito
un peluche de Bob Esponja
un cartero llamando a la puerta.
Mi parada.
Tú esperándome.
Para ti, ya sabes a quien me refiero.
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