miércoles, 12 de febrero de 2014

Con Sergi

A mí bien querido amigo Sergi por pagarme las cervezas que se me olvidan y por ayudarme a  crear esta maravillosa, intrigante y desalentadora historia.

En un café suena música árabe, tenebrosa y osbcura, aquel pequeño recoveco parece ahora un sitio de secta. Alguien se asoma, desde fuera, por la ventana empañada de alientos de los miembros de dicha secta.
De pronto me empieza a gustar aquel hombre de la ventana y me ahogo en el vaho maldito. Súbitamente se inclina hacia el lado que no está empañado: para verme mejor. Luego me sonríe penetrando con su mirada el cristal. Sigo tomando el té, carraspeo ligeramente y le saludo con la mano invitándole a entrar. Trago una gran bocanada de aire, cada vez está más cerca. Él entra mientras se quita el sombrero, una vez puesto en el perchero se aproxima hacia mí... Le doy un beso en los labios: "Llegas tarde".

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