tenemos tanto
y tan poco a la vez.
Empezamos, terminamos
todo acontece
en una torrentera
corriendo, acelerando,
como mis latidos al
verte, y tengo miedo
de la rapidez de la
vida. Todos pasamos
fugaces en las vidas
de nuestros iguales
sin saber siquiera, acaso, si
ellos también temen
la pérdida de nuestra
atropellada marcha.
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